domingo, 8 de febrero de 2009

Mi dulce amor de febrero

Tres de la tarde. Luego de entrar al Parque de la Amistad de Surco el camino se hacía interminable, tenía que cruzar el lago de los patos y peces de colores con aproximadamente más de mil personas alrededor para poder encontrarme por fin con él cara a cara o diré mejor ¡boca a boca! La bulla era tremenda, aunque pensándolo bien ese show infantil se escuchaba divertido, tal vez sólo me distraía de mi objetivo. Pero antes de cruzar, me venció la ansiedad y sucumbí ante esos irresistibles picarones, mientras aguardaba un poco a que todo se disipara, si acaso eso llegara a ocurrir, para poder divisarlo mejor. No pude más y decidida a encontrarlo pregunté por el lugar donde lo encontraría a uno de tantos que pasaban por allí. Era 7, el segundo día de celebración de la semana del Pisco y allí lo debía encontrar. Debía ser un día perfecto.


Señor, ¿Dónde está la degustación de Pisco?, no veo a nadie, es que ya se fueron todos? - Tiene que cruzar señorita, allí están- me respondió un poco extrañado. Solo veía a lo lejos gente que iba y venía, pero vaya!, sólo tenía que cruzar como había pensado, pero tenía que asegurarme. Aquella preocupación por encontrarlo me había dejado ligeramente desesperanzada antes de intentar siquiera buscarlo. Sin embargo estaba decidida a todo y rodeé el lago hasta llegar a él. Y llegó el momento, lo vi, el resto no importaba para nada, sólo me acerqué y sentí su aroma. Lo probé e instantes después había desaparecido. Fue el primero y el último. Pobre cabeza. Tarde me di cuenta que nunca aprendí a tomar, tal vez nunca iba a terminar la degustación de Pisco Souer hasta quedar ebria o en bancarrota, tal vez sólo quise olvidarlo por este dulce encuentro. Sólo duró un instante, no sé si sería el Pisco Souer de sabor perfecto, pero créanme que realmente valió la pena.

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